El quinto planeta era muy extraño, pero fue el que marcó más la diferencia mientras estaba en una travesía por varios planetas. El quinto planeta tan solo tenía un farolero y un farol, que prendía y apagaba cada minuto cumpliendo su deber desde hace ya mucho tiempo. Con el paso de los años, su pequeño planeta fue rotando cada vez más rápido hasta que ya no tenía tiempo para descansar, solo prender y apagar su farol cada vez que anochecía y amanecía.
El farolero siempre odió su trabajo, pero era lo que debía hacer; por eso, por más cansado que esté, nunca falló y fue fiel siempre a su trabajo. Ésto fue algo que marcó mucho al Principito, ya que notó que antes él pensaba que ese era el oficio más ridículo e insignificante y que nunca sería mas que un rey, un vanidoso o un bebedor, pero luego se dio cuenta que no estaba en lo correcto porque había una diferencia: "Se preocupaba por algo más que de sí mismo."
Jimena Incháustegui 6°C
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